A imitación de Cristo. Para superar la homofobia y la intolerancia
Reflexiones de Elena y Enrico publicadas en la revista parroquial “Insieme” (Juntos) de la Unidad pastoral de Santa María de los Ángeles de Reggio Emilia (Italia), mayo de 2017, p.27
Cada vez que hemos sido objeto de prejuicios, ofensas, insultos, violencia, discriminación sólo porque nos encontrábamos en un momento de fragilidad física o emocional o por ser mujer migrante o gay, lesbiana o transexual, nos hemos sentido, frente a nuestros agresores, solos e indefensos exactamente como Jesús delante de los sumos sacerdotes y de los soldados romanos que luego lo condenarían y matarían.
El ejemplo que Jesús nos ha dejado es un ejemplo de perdón, no de venganza hacia sus verdugos, no oponiendo alguna resistencia sino acogiendo hasta el último las personas que le habían hecho daño. Pura locura, locura evangélica es el ejemplo de Jesús y lo que nos invita a hacer el apóstol Pablo cuando nos exhorta nada menos que a bendecir a los que nos insultan y nos maltratan. Rezar y esperar para qué estas personas puedan abrir su corazón al amor, puedan aprender a amar en vez que odiar o agredir y eso justamente a través de nuestro comportamiento cristiano: a imitación de Cristo, puedan reflexionar y convertirse.
Cuantas veces sin embargo hemos sido nosotros, al interior de la sociedad o de nuestras comunidades cristianas, a juzgar, alejar y con indiferencia ignorar la violencia hecha al migrante, al homosexual, al bisexual, a la mujer, al transexual que estaba cerca nuestra y que, en vez de ayudar o acoger, hemos ignorado o alejado por estar cargados de prejuicios y de miedos.
Debemos entonces aprender a abrir la puerta de nuestro corazón y de nuestra comunidad, salir a su encuentro y dejar que sean ellas y ellos a contar sus historias, sin juzgar, compartiendo sus sufrimientos, poniéndonos a su lado y caminando con ellas y ellos para superar los miedos y las dificultades, bien sea nuestras que suyas, porque podemos ser todas y todos perseguidos pero también perseguidores de nuestras hermanas y hermanos aunque tan solo sea con la indiferencia y el prejuicio.
> Para leer el libro electrónico GRATIS “Padres afortunados. Vivir como creyentes la homosexualidad de los hijos”, haga clic aquí