El don de ”la salida del armario”
Testimonio de Andrea y Silvia* publicada en el libro Padres afortunados. Vivir como creyentes la homosexualidad de los hijos, Asociación “La Tenda di Gionata” (Italia), 2019, 2019, traducido por Vincenzo Guardino, revisión de Margarita Benedicto (Crismhom cristianas y cristianos de Madrid Lgtbi+H, Espana), páginas 11-12
Fue el 19 de julio de 2013 cuando nuestro segundo hijo, Nicola, nos ha regalado su “salida del armario”. No tenía todavía 15 años. Me acuerdo muy bien de esa fecha, porque es el aniversario del atentado (en Italia) de via D`Amelio, en el que Paolo Borsellino, el muy valiente juez siciliano, mártir de la justicia, dio la vida por su ciudad, ensangrentada por la Mafia.
Puede parecer una comparación osada, sin embargo me gusta poner al lado de este héroe de nuestros tiempos, el coraje de Nicola que, muy joven, desafiando a todo y a todos, cansado de sufrir la burla y la exclusión, de fingir y de esconderse, ha querido quitarse la máscara para revelar su verdadero rostro, librándose de un peso que ya no podía soportar más: ”Sí, es verdad, soy gay, finalmente os lo puedo decir, no quiero esconderme más” con un gesto importante y vital, pero también profundamente sufriente y atormentado.
Nicola estaba preocupadísimo por decepcionarnos y por herirnos, pero no nos ha cogido desprevenidos. Nosotros, sus padres, lo habíamos visto desde lejos, lo esperábamos y al final lo hemos casi animado y acompañado. Desde que era niño nos habíamos dado cuenta de su “diferencia” que se evidenciaba en la forma de jugar, en la relación con sus compañeros, en todas las expresiones de su persona y nos habíamos preparado gradualmente para acoger con el mayor amor posible y con la mayor apertura y disponibilidad su eventual orientación homosexual.
Durante años, no sin dificultades y miedos, en el secreto de nuestro corazón, hemos custodiado, aprendido a amar y dejado crecer, el verdadero rostro de Nicola. Su ser más auténtico y profundo que como una frágil plantita, buscaba hacerse sitio en un terreno muchas veces árido, insidioso y hostil. Nos hemos ocupado de cultivar en nosotros y en nuestra familia, una imagen bella, positiva y “normal” de la homosexualidad en la que nuestro hijo pudiera reflejarse y experimentar en su entorno un clima de confianza, benevolencia y apoyo.
Aquel día tan temido y esperado por ambas partes ha sido bello, sereno y natural; Nicola ha mostrado su verdad con determinación y la orgullosa valentía de su joven edad y nosotros, trepidantes, hemos acogido su don no previsible, felices de poder formar parte de su nueva vida, dispuestos a acompañarlo y sostenerlo en su largo y difícil camino de crecimiento y maduración.
Desde entonces nuestra vida ha cambiado mucho; ante nosotros se ha abierto el mundo de los cristianos LGTB, que no conocíamos y que se convirtió, un poco, también en nuestro mundo, con sus dificultades y problemas, pero también rico en profunda humanidad.
A la salida del armario de Nicola ha seguido la salida del armario en la familia ampliada, en los grupos de amigos y en la comunidad eclesial a la que desde siempre pertenecemos. Hemos querido comunicar lo experimentado como padres que viven la homosexualidad del hijo no como una desgracia, una culpa o un motivo de vergüenza, sino como una variante de la orientación sexual, normal aunque diferente; y su salida del armario no como una tragedia sino como una ocasión de enriquecimiento y maduración personal y familiar.
Un fruto importante de nuestra salida ha sido el encuentro con otros padres de hijos homosexuales con quienes hemos constituido en nuestra comunidad, un grupo que comprende también a los homosexuales creyentes y que desde hace algunos años es para nosotros una irrenunciable ocasión de enriquecimiento, intercambio y ayuda.
Como padres, muchas veces experimentamos en la sociedad y en la comunidad cristiana, la incomprensión y la indiferencia; a veces rechazo y hostilidad. Muchas veces sentimos la frustración de no conseguir realizar el sueño de un mundo que no discrimine a las personas por la orientación sexual y en el que nuestros hijos y nuestras hijas homosexuales puedan ser ellos mismos en la libertad y en la verdad, junto a sus compañeros y compañeras. Pero no nos desanimamos y permanece firme el compromiso de estar al lado de nuestro hijo y de todos los chicos y chicas homosexuales, para compartir su camino, para hacer crecer una sociedad más acogedora hacia las diferencias y sobre todo, para recordar a todos ellos que son bellísimos así como son.
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* Silvia y Andrea son una pareja de católicos practicantes que pertenecen a la red 3volteGenitori (3 Veces padres) para padres cristianos con hijos LGTB.
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