Vigilias contra la homofobia. Prueba del ecumenismo entre evangélicos y católicos desde las bases
Artículo de Rosa Salamone, Vicepresidenta de la Red Evangélica de Fe y Homosexualidad (REFO), extraído de la revista mensual Confronti de junio de 2009
La vigilia por las víctimas de la homofobia es una idea lanzada por los voluntarios de la asociación Gionata en 2007.
Desde hace dos años, tiene lugar el 17 de mayo, Día Mundial de las Víctimas de la Homofobia, en varias ciudades de Italia y del extranjero en la que participan cristianos de distinta procedencia.
Es, por lo tanto, ante todo una prueba de ecumenismo, de diálogo entre católicos, veterocatólicos, valdenses, baptistas, metodistas, entre otros.
Son muchos los aspectos implicados: hay quien vive las vigilias, no solo como un acto político, sino como una ocasión para salir del armario y reivindicar sus derechos; quien prefiere experimentarlas como un acto espiritual e íntimo. Los límites entre ambas posiciones son difusos.
Aunque sin estrépito, es cierto que desde este año algunas iglesias católicas han participado, hecho que los católicos consideraron como un tímido pero importante avance por parte de su iglesia. Se intenta, de todas formas, mediar siempre entre «halcones» y «palomas».
Como vicepresidenta de REFO, estoy convencida de la bondad de esta experiencia. Favorece el diálogo, la cohesión, el movimiento no violento y transversal, algo que a veces no logran los grupos más laicos y políticos.
Además, las vigilias son una espina, una contradicción plantada en el corazón de muchas iglesias conservadoras, cuyas jerarquías presumen de ostentar el monopolio exclusivo del Evangelio.
La vigilia demuestra que el amor por Dios no conoce límites, que toca el corazón de todo ser vivo independientemente de su orientación sexual.
Un homosexual que cree es una piedra viviente que sirve de obstáculo para cualquier iglesia sorda al amor de Dios.
Escapa a cualquier análisis, es una viva contradicción, quien, viviendo plenamente su relación homosexual, muestra en su vida la presencia de la palabra de Dios.
No es casual que este año (2009) se haya elegido el versículo de San Juan: « […] el que teme, no es perfecto en el amor.» (I Jn., 4,18).
Quien teme mostrarse, por tanto, como homosexual, quien tiene miedo de aceptarse a sí mismo, quien tiene temor de acoger en su iglesia a alguien diferente, quien niega su propia naturaleza y busca cambiarla con tratamientos falsamente «reparadores».
Reuniéndose, además, los creyentes se convierten en un canal de información. Entre los grupos pasan de mano en mano libros de teólogos que están en desacuerdo con las conductas oficiales de algunas iglesias, libros de teología feminista y gay, nombres de sacerdotes en un número cada vez mayor, que chocan con las llamadas doctrinas oficiales.
Nos conocemos, intercambiamos opiniones e ideas, hablamos, llegamos a la discusión; unas veces dificultosa, otras veces más tranquilos y pacíficos.
Sin embargo, se difunde la idea, y pienso que es lo más importante, de que solos jamás llegaremos a la meta.
Nadie ha obtenido sus derechos sin asociarse. ¿Quién puede ser uno mismo sin el otro?
Creo que en la organización de las vigilias se respira claramente la idea de que como valdenses podemos decir que somos tantos, solo porque existen los católicos y su vasta tradición, los baptistas con su increíble historia, los veterocatólicos y su sorprendente radicalismo, etc.
Espero que se pueda decir lo mismo algún día de nuestra sociedad: que los heterosexuales son más pobres sin los homosexuales, que los transexuales están más desfavorecidos sin los bisexuales, etc.
En fin, que el amor es múltiple, como infinitas son sus variedades.
Italian translation: Le veglie contro l’omofobia. Prove di ecumenismo dal basso tra evangelici e cattolici